13 julio 2008

Sorprendido


Ayer paseaba por céntricas calles de Sitges. Fui sorprendido por el sonido de lejanos tambores que, lenta, pero implacablemente... se acercaban. Timbales, silbatos, cencerros, timbas, cajas, güiros y tamborines se apreciaban con más claridad a cada paso, hasta que me rodearon contagiosos e inevitables, haciéndome vibrar de emoción.
En el mismo momento, se sumó al conjuro de las sorpresas una fina lluvia de verano, cálida y casi agradable, que se fue tornando tan persistente como la percusión, que ahora ya... gobernaba sobre cualquier otra fuente de sensaciones invadiéndolo todo.
Compitieron ambas, casi con dureza, con la contundencia de la samba y con la fuerza de las riadas estivales. Se mezclaron a la perfección en su lucha, mojándonos de ritmo e impregnándonos de un agua tibia que acabó empapándonos.
Rítmicamente calado... llegué a una firme convicción: ganó la batucada!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

...jajaja jajaja... Un beso de te esperaba ansiosa. Espero que todo vaya bien.


Alegría.

Anónimo dijo...

Es normal que ganara...Algunos llevamos las notas musicales en vena, el ritmo nos invade, los dedos, manos o pies buscan superficies donde hacerle eco. Yo de hecho no sé imaginar mi mundo sin musica; tú lo sabes mejor que nadie...

;)

ANDRÉS dijo...

Pido perdón a l@s comentarist@s por mi falta de inspiración a la hora de contestar, hace días que os leí sin encontrar que deciros, además de gracias por seguir viniendo...

Besos!